Genio y figura: Un toque de locura en el arte
“El arte de ser loco es jamás cometer la locura de ser un sujeto normal”
Raúl Seixas
La locura es más fuerte que la vida, ya lo mencionaba en una de sus cartas la propia emperatriz Elisabeth de Austria, esposa de Francisco José, emperador de la más poderosa monarquía austro – húngara. Y es que la locura no solo era un signo presente en poblaciones marginadas, existiendo los ejemplos del impacto destructivo con que la neurosis, psicosis u otro trastorno mental marcaron la vida de familias a través de la historia.
Esa línea delgada que separa la genialidad de la locura, la creación del desequilibrio, lo pueden representar a la perfección muchos de los grandes artistas de todas las épocas. Es muy probable que cómo lector, estudiante de arte o cultura general únicamente le interese la obra del artista que su vista contempla en ese momento, quedando en un segundo plano su vida personal, sus rarezas cotidianas o el contexto en general; sin embargo, es fundamental tener en cuenta dichos rubros para poder entender en su totalidad, una creación.
La locura en el arte no es un elemento nuevo, ya desde la Grecia antigua, Platón apuntaba la diferencia entre la locura clínica y la locura del creador, aquel dote que solo algunos podían experimentar, entendiendo así al mismo Dios como una especie de arquitecto o creador inicial, concepto que se adaptaría en el Neoplatonismo del renacimiento, entendiendo al artista como un ser diferente del resto de los mortales. El tiempo avanzó, pero la idea de locura y arte siguió repitiéndose en el siglo XIX y con ello se dio pauta a muchas interrogantes encubiertas: ¿va unida la genialidad creativa a la locura? ¿Es la inspiración un paso cercano al desequilibrio?, muchos autores, historiadores, al ver la situación presente, comenzaron a estudiar los dos ámbitos que parecían estar unidos.
Hans Prinzhorn (1886-1933) de origen alemán, había estudiado historia del arte y filosofía en la Universidad de Viena, dónde se doctoró en 1908, por azares del destino en 1919, comenzó a ejercer en la Clínica Psiquiátrica Universitaria de Heidelberg, su estancia en dicho psiquiátrico permitió que observará y coleccionara más de cinco mil obras de arte (pinturas, dibujos, manuscritos, objetos.) efectuadas entre 1890 y 1920 por más de cuatrocientos cincuenta pacientes, posteriormente se hizo célebre en 1922 cuándo publicó el que iba a convertirse en el libro de referencia sobre el tema: La producción de imágenes en el enfermo mental. En el cual logra detectar seis pulsiones básicas en las imágenes de los esquizofrénicos.
La colección que logró tener gracias a los pacientes, tuvo un desdichado destino, pues a la muerte de su autor y tras quedar olvidada en un desván del hospital, muchas de las obras de arte fueron confiscadas por los nazis, para la exposición sobre Arte degenerado.
Es importante mencionar que el interés por las creaciones de los psicóticos y alineados mentales en la historia política europea no se daría hasta la llegada del nazismo al poder.
Posteriormente, la doctrina artística oficial condenó como Arte degenerado las creaciones de la vanguardia alemana y austriaca. La situación emocional que supuso este episodio del nazismo dejó una herida indeleble en la generación de los supervivientes, sin embargo; no todos los artistas con una alteración lograron salir sin consecuencias, muchos murieron en los famosos experimentos de los nazis, con el afán de descubrir lo que pasaba en el cerebro de los “enfermos”, como se mencionaba constantemente, tal fue el caso del gran artista Paul Gösch, denominando a sus obras como Arte marginal, fue un pintor, arquitecto, diseñador y litógrafo que se convirtió en un caso clínico, desde su juventud pasó por fragilidad física y mental, siendo internado en 1909 por primera vez en un psiquiátrico por problemas psicológicos, entre 1923 y 1934 logró realizar alrededor de 2000 obras principalmente acuarelas, usando como soporte cualquier material, desde periódico, afiches, sobres y las mismas paredes.
En 1939 Hitler comenzó una campaña para exterminar a las personas con enfermedad mental, físicas y enfermedades terminales, siendo asesinado durante estas campañas. Cómo lector, se preguntará si Paul, ¿fue el único artista con dotes de locura? La respuesta claramente es no. Entonces, ¿es arte creativo o locura?

Referencias
Roldán Manuel Jesús (2017) Eso no estaba en mi libro de historia del arte. Almuzara
Bolaños Atienza María (2007) El arte que no sabe su nombre: Locura y modernidad en la Viena del siglo XX. Revista de la asociación española de Neuropsiquiatría.